Una historia de vocación por la abogacía

Josep Maria Moragues Serna
Fundador del Despatx

La historia de Josep Maria Moragues, fundador de Despacho Moragues, es una historia muy bonita, y triste.

 

 

Josep Maria era un chico gamberro, tanto que, viviendo en Lleida, sus padres lo tenían internado en el “Colegio Menor Sant Anastasi”de la propia ciudad.

A los 16 años (enero de  1965), mientras estudiaba el PREU (el curso previo “para acceder” en la Universidad en aquella época) muere su padre.

Desde aquel momento Josep Maria asume que es el mayor de 4 hermanos y tiene que adquirir el rol de jefe de familia. Tiene tres hermanas más pequeñas, de 14, 10 y 4 años, y la madre, trabajadora incansable en el cuidado de su familia, pero «sin oficio ni beneficio», ni ningún tipo de pensión de viudedad ni orfandad.

En aquella época los velatorios se hacían en casa y una vez se certificó la muerte del padre, lo trasladaron desde la Clínica Alianza” a su casa.

Los amigos de la familia van llegando para dar el pésame, pero una persona fue clave en aquellos momentos por el futuro de Josep Maria.

El Sr. Sirera, director del Instituto de Enseñanza Media de Lleida,  donde estudiaba, y profesor de Ciencias “Naturales”, se acercó a la casa a ofrecer el pésame. Josep Maria le comentó que dejaría de estudiar para poder trabajar y sacar la familia adelante.

– “Ahora tengo que asumir esta responsabilidad” le comentó al señor Sirera.

– “Si querías a tu padre acabarás el «PREU»,en su memoria. Piensa que no podrás ir nunca a la universidad si no lo terminas, y tu padre, ¿que pensaría? Si lo dejas ahora, no estudiarás nunca más, y te lo digo por experiencia” le respondió.

Josep Maria siguió el consejo del Sr. Sirera. Ahora dice que «es el mejor consejo que me han dado a lo largo de mi vida”.

Poco tiempo después, terminado el curso, se examinó con resultado favorable del PREU, en la “Universidad Central de Barcelona»

Acabado el PREU, de los 17 a los 19 años realizó un baile de trabajos para sacar la familia adelante.

Empezó a trabajar ayudando a colocar antenas de televisión por los tejados de Lleida, de repartidor de butano, de camarero en Torrelameu, cargando camiones de fruta, vendiendo libros,   en una pastelería donde trabajaba por la noche, pensando que aprovecharía el día para hacer otras cosas. Durante un verano, se dedicó a vender pollos y gallinas vivos con un hombre que tenía una camioneta, por los pueblos del Pirineo de Lleida. Dice que no ha comido nunca más pollo en su vida.

Hace la mili como asistente del capitán director de la orquesta del batallón acuartelado en Gardeny de Lleida, aunque él no tocaba ningún instrumento musical. Realizó funciones de asistente de su capitán, vestido de paisano, al que traasladaba en un «600» al cuartel de Gardeny a las 8 de la mañana, recogía el parte de incidencias de la música y lo llevaba al gobierno militar de Lleida, terminando su dedicación militar antes de las nueve de la mañana.

Simultáneamente, trabaja como visitador médico con 18 años.

Con este trabajo se plantea la universidad a distancia para hacer económicas, pero “no le gusta la carrera”, y desiste.

Un año más tarde, y gracias a un Convenio entre Ayuntamiento y Diputación de Lleida con la Universitat de Barcelona, se empiezan a impartir en Lleida los estudios de licenciatura en Derecho en el reinstaurado Estudi General de Lleida.

Josep Maria se matricula de primer curso de la carrera de Derecho y solo necesitó una primera clase, para descubrir que era su vocación.

Mientras realiza la carrera de derecho, compagina los estudios con su trabajo como visitador médico.

Tiene la suerte de que las clases se imparten a partir de las 5 de  la tarde, y de tener en Lleida los mejores profesores de la facultad de Derecho de Barcelona

Toma apuntes en clase, y los pasa  a limpioy los repasa  cada noche. Durante las mañanas, visita los médicos de Lleida capital y provincia,  y zonas limítrofes de Aragón, Girona, y el principado de Andorra.

Aprovecha los meses de julio, agosto, septiembre y medio octubre, en los que no hay clases, para visitar a los médicos de aquellos lugares que no ha podido visitar las 5 veces obligatorias al año. Estudia cada día para aprobar en el mes de junio todas las asignaturas, y así puede dedicarse en verano de forma exclusiva a su trabajo de visitador médico.

En aquella época, el trabajo no era pan comido. Muchos días, en invierno, con niebla y su «600», salía de casa a las 5 de la madrugada, todavía por la noche y con niebla, para ir a ver a los médicos de La Seu d’Urgell, zona de Girona y Andorra.

Todo y las dificultades, Josep Maria se esfuerza y lo aprueba todo en junio cada curso lo que le permite recuperar trabajo durante los meses de julio, agosto, septiembre y octubre.

Josep Maria Moragues va forjando un carácter responsable y riguroso con los compromisos adquiridos.

A media carrera, y gracias al trabajo, Josep Maria se casa, pero esto no lo hace cambiar en su objetivo.

Acaba la carrera de derecho y un profesor le plantea contratarlo como abogado en el Ayuntamiento de Lleida.

A Josep Maria se le plantea una nueva decisión vital.

Estaba ganando 30.000 pesetas mensuales haciendo de visitador médico, y le ofrecen 25.000 en el mes en el Ayuntamiento de Lleida.

Obviamente, Josep Maria Moragues quería ser abogado. Y escogió correctamente.

El 1 de junio empieza a trabajar de abogado en el ayuntamiento, y el mismo día, al llegar a casa, dice que plegará: “no he nacido ni estudiado para hacer de funcionario”.

Se va a trabajar con un graduado social que necesitaba un abogado para resolver los temas sociales, ante la magistratura de trabajo por 15.000 “pesetas” en el mes (la mitad de lo que ganaba de visitador médico), pero tenía que seguir ayudando la madre y hermanas y ejercer su vocación de Abogado.

Poco tiempo después deciden ampliar la familia y nace Josep Miquel.

 

 Josep Maria, se independiza y ejerce de abogado generalista. Empieza a tener mucho trabajo, y empieza a ampliar el despacho. Ficha Antonio, y poco después a Felip.

Se instala en la Rambla Ferran, pero enseguida el despacho se queda pequeño, y se traslada primero a la entonces Avenida del Caudillo nº 2 (casa Banco Sabadell) y años después  a las oficinas actuales en la Plaza Sant Joan nº 18, donde hoy puedes encontrarlo a él y a su equipo dispuestos a ayudarte a resolver los dolores de cabeza jurídicos que puedas tener.

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