Felip es abogado por casualidad. Afortunadamente.
A Felip le gustaba de la ciencia, lo exacto. Por ello, estudió ciencias puras.
Felip quería estudiar una carrera de ciencias, en concreto medicina.
Para hacerlo existían algunas alternativas en aquella época, y él eligió la opción de hacer un curso puente universitario.
La idea que tuvo: «hago un año de derecho, y después me paso a medicina.»
El problema: se enamoró. ¿De su pareja? No, ya lo estaba de su novia. Fué de la carrera de derecho. Y se dedicó a continuar la carrera.
Un aspirante a médico termina como abogado.
A un abogado de ciencias se le dan bien los números.
Por eso, si quieres “poner en marcha” una empresa, Felip te ofrece la mejor solución para tu idea de negocio.
¡Sabe de números!
Felip también se lo ha trabajado.
Hizo la carrera mientras trabajaba de pastelero.
A su mujer le gusta decir que “era novia de un pastelero y se casó con un abogado”.
Como Antonio Palau, lleva más de 30 años trabajando con Josep Maria Moragues, y lleva su ADN: valora el trabajo bién hecho por encima de todo.